EL
FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
UN PLEONASMO
Por
Ramón Durón Ruiz
H
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abía en el pueblo un borrachito, llamado
Gongorito, que se ganaba la vida y a la vez las copas haciendo corridos. “Cierto
día llegó a la cantina el presidente municipal que estaba a punto de concluir
su trienio, personaje cuya única obra había sido introducir el agua en la calle
en la que vivía, misma en la que al final habitaba el borrachito en comento.
El alcalde se sentó en la barra de la
cantina, pidió al cantinero le sirviera un tequilita y una cervecita, o como
dicen en el argot de la cantina
“pintón y biela” después de chupar la mitad de un limón italiano, le dio un
sorbo a ambos y al voltear su mirada al extremo de la barra, encontró a
Gongorito:
—¡Oye!,
me han dicho que te dedicas a componer corridos.
—Así
es señor presidente.
—Haber
cantinero, sírvele un tequilita y una cervecita, y ponle algo de botana para
que me componga un corrido.
Una vez atendido el borrachito, de un
trago bebió el caballito de tequila y después de tomar un trago de cerveza,
entonó la voz diciendo: tun, tun, tun,
tun, tun…
Señores
voy a cantarles,
el
corrido de un hombre amable,
nuestro
presidente municipal,
que
metió el agua potable.
Tan, tan.
—¡Pérate!,
como que ya terminaste,¡síguele!, vas bien, vas bien, dijo el presidente
municipal.
—Pero
si es lo único que has hecho ‘abrón –respondió el borrachito– corrido no echa
mentiras.”
Igual sucede con las anécdotas que
cuento; en mi reciente publicación, 100 Años de Anécdotas de Gobernadores Tamaulipecos,
que tuve el honor que me presentaran en el auditorio “Alberto López” del Centro
Cultural Tamaulipas, mis amigos los prestigiados periodistas Guadalupe Díaz
Martínez, Alberto Guerra Salazar, César Baéz Díaz y el coordinador de giras del
Presidente Enrique Peña Nieto, Lic. Alejandro Guevara Cobos, ante cientos de
amigos que me honraron con su presencia.
El libro,en donde se cuentan anécdotas
“verificas” –como dicen los campesinos de mi tierra–, desde don Guadalupe
Mainero Juárez en 1900 hasta el Ing. Eugenio Hernández Flores en 2010, busca
preservar el patrimonio intangible cultural y popular del humor de los
tamaulipecos tratando de resaltar a nuestros personajes y sus valores; por una
parte ofrece al académico un gajo de historia y por otra al ciudadano le presentaal
gobernante de carne y hueso.
El secreto de mi trabajo escritural en
el que investigo y plasmo el humor y genial sentido de vida del tamaulipeco, es
utilizar un lenguaje coloquial, llano, amigable y sencillo, que simplifique sin
restar esencia, será porque he entendido que simplificar es poder, es jocosa
alegría, es concentrar la energía en un sólo punto, es saber que la vida como
la imaginación no tiene barreras para que vayamos más allá de los límites.
Algunas anécdotas tienen importancia de carácter
histórico, otras de carácter humorístico, pero en conjunto están vistas desde
los entresijos del poder, planteando una experiencia espiritual, auténtica y
corporal única, ya que en un sólo texto, se engloba un anecdotario sólo de
gobernadores en donde se expresa el humor con su sana sabiduría.
La siguiente anécdotafue contada por el
acucioso historiador Francisco Ramos Aguirre y ratificada por Gil Marcelino
Aguilar Cuesta, nieto del ex gobernador Magdaleno Aguilar.
“Cierto día llegó don Magdalenoa su
oficina de Palacio de Gobierno llamando a su secretario particular, el famoso
Rodolfo Cervantes “Fito”, quien lo encontró sobando el índice de su mano
derecha:
—¿Qué
le sucede, señor Gobernador?
—Me
salió un uñero en la uña, voy a lavarme con agua y sal para desinflamarlo y a
ponerme yodo.
—Señor
Gobernador – dijo su secretario–, eso es un pleonasmo.
Al día siguiente el gobernador se
encontró a un amigo, que al verlo con el dedo vendado, le preguntó:
—¿Qué
le pasó, señor Gobernador?
—Mira
lo que son las cosas, en donde me vino a salir un pleonasmo.”
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