EL
FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
“…EL
SECRETO ESTÁ EN NO EXCEDERME”
Por
Ramón Durón Ruiz
“
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Cierto día coincidieron en una reunión
social Albert Einstein y Charles Chaplin. En unintervalo de la plática, el
genio de Einstein le dice a Chaplin:
—Lo
que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le
comprende y le admira.
A lo que Chaplin respondió:
—Lo
suyo es mucho más digno de respeto –responde lleno de ingenio Charles Chaplin–a
usted todo el mundo lo admira… y prácticamente nadie lo comprende”. 1
El viejo Filósofo tiene dos maestros:
los niños y los abuelos, de estos heaprendido, que el secreto para fracasar es
querer quedar bien con todo el mundo y en contrario, el secreto para triunfar
es que a pesar de que prácticamente nadie te comprenda… ¡te atrevas a ser tú
mismo!
Hoy es el día en el que siendo el
arquitecto de tu destino, trabajes en edificar la mejor versión de Dios en la
tierra, es decir trabajes en ti mismo, recuerda que en la vida la divisa es el
cambio, decídete a consumar un gran cambio de tu existencia, sabiendo que el
profundo sentido de tu vida es ser feliz.
Esas escuelas andantes de sabiduría que
son los niños, nos enseñan que se requiere demasiado poco para ser feliz, ellos
dan amor incondicionalmente, de manera natural fluyen con el universo.
Ellos,día a día ascienden por dos
razones: uno, son ellos mismos y dos, viven desde el aprendizaje, desde la
pregunta; nosotros los adultos vivimos desde la respuesta, mientras ellos crecen
exponencialmente, nosotros vamos lentamente, ellos fluyen con el universo… la
razón les estorba.
Los niños son un claro ejemplo de dar
amor,que es una sutil manera de mantener permanentemente un suave coqueteo con
la vida,porque es la voz de que habita en su divinidad interior, trae consigo
una sanidad en su trinidad mente-cuerpo-alma, intuitivamente los equilibra, los
armoniza y trae abundancia, familiarizándolos con la alegría y la grandeza.
Los abuelos y los niños ejercen la magia
del perdón, saben que el odio, el rencor, el resentimiento, la ira, encadenan,
estorban en su paz interior y para que sus alas levanten vuelo, enferman la
mente, el alma y el cuerpo, por ello hacen un vaciamiento espiritual de estas
emociones que cancelan su evolución.
Ellos naturalmente no viven para
competir, sino para compartir, ahí radica la fuente inagotable de su armonía y
equilibrio, por ello se relacionan con facilidad, viviendo a plenitud en el
aquí y el ahora.
Su contagiosa actitud positiva los lleva
a ver la policromía de la vida, con sosiego y claridad, viven el hoy a
plenitud, es un estilo de vida fundado en la calma mental y la ausencia de
conflictos.
Siempre están listos
para ser parte de la solución… no del conflicto, disfrutan de sí mismos, porque
saben que tienen un brillo divino que no tiene miedo a lo nuevo, su alma dice “Hoy
puede ser un gran día…. date una oportunidad”
El hombre a través de la vida gana y
pierde, la primera pérdida se da en el nacimiento, se pierde la calma del
vientre materno, para ganar autonomía para defecar y vivir; se pierden los dientes
de leche, se gana encontrarse con la magia que el niño tiene en su sonrisa; se
pierde la niñez con la menstruación, se gana la madurez para ser mujer en
plenitud; se pierde la juventud, se gana sabiduría… ellos ganan en el poder del
amor, porque toda perdida trae una ganancia.
El viejo Filósofo es un cronista del
patrimonio intangible del tamaulipeco: el humor, por ello lleno de buena fe y
de ingenuidad provinciana,en la Agenda de El Filósofo de Güémez 2014, que ya
está a la venta afirma:
“La
diabetes es como lo pendejo… se controla pero no se quita”
“En
mi casa no tengo problemas, 15 días grita mi vieja… el resto obedezco yo”
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